El Sr. P y el beso
Cuando la Sra. P apróximo su rostro al del Sr. P acariciando lentamente sus labios con los de él, el Sr. P, antes de sucumbir irremediablemente a sus encantos, murmuró desconsolado "Ay pobre de mi, mi Dios ¿Cuánto habrá sido tu orgullo como para dotar de tal eficacia la misma arma que te condenó?"
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