miércoles, 5 de mayo de 2010

El Sr P. y la voluntad

Cuando el Sr. P hacía ademán de levantarse de la silla para ir a prepararse una taza de té exclamó desconsolado "¡Ay Dios mío! tu bien sabes que mi voluntad es fuerte; pero también sabes que mi pereza lo es aún más" y continuó sentado en su silla.

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